Acabo de leer en un diario digital que un biofísico de Harvard ha creado una medusa artificial con silicona y células de músculo de rata. Al parecer, se mueve a impulsos y es tan gelatinosa como si fuera real.
¿No sería posible trasladar este propósito y sus fundamentos al universo de los seres humanos? Tal como están las cosas, se me ocurre que podríamos intentar componer un superávit de silicona con partículas de déficit presupuestario. O bien, fabricar un fármaco para la despreocupación con corpúsculos de ansiedad de las personas en paro.
El pasado día 19 realicé esta fotografía desde la ventana de un hotel en Cantabria. La escena del grupo de chicos caminando hacia la playa me hizo recordar un mes de agosto luminoso de mi adolescencia. Parece un verano cualquiera. Pero la imagen está compuesta con menudencias de un verano de mierda.
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