Ya sabemos que hablamos de economía (“es la economía estúpido”) y que bastante nos ha costado , sino entender qué es, al menos incorporar la prima de riesgo a nuestras conversaciones. Así es que no es cuestión de seguir con el resto de términos que pueblan las ciencias (?) económicas.
Pero una cosa es esa y otra bien diferente llevar la crisis al lenguaje, y los recortes al significado, hasta sus última consecuencias. Así, cuando los titulares repiten con insistencia cosas como “haremos lo que tengamos que hacer” o “no podemos gastar más de lo que tenemos” miramos fijamente las fotografías que los acompañan, en busca de algún significado por pequeño que sea este, y que no encontramos en lo escrito.
Y a fuerza de mirar entendemos que si alguien empuja es posible que inmediatamente alguien o algo se caiga, sea esto último un símbolo o una bandera de gran tamaño. O que si alguien se tapa la nariz, hablando precisamente de economía, es que algo puede oler a podrido.
Sigamos atentos a las señales procedentes de los lenguajes no verbales, los más frágiles, pero sin duda los más hermosos, como dijo alguien más.
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