Tras los recortes anunciados por el Gobierno el pasado 11 de julio, NOPHOTO ha decidido documentar la evolución del verano más inhóspito y desalentador de nuestra historia reciente. Por si después de éste ya no hubiera otro. Por si desaparece de nuestras vidas el verano. Este blog narra por tanto un estado de inquietud. Sus contenidos son frágiles y discontinuos, asociados a la naturaleza precaria de los tiempos que vivimos. Pretende describir y rememorar las emociones de esa experiencia en vías de extinción que llamamos verano.


Hace tanto tiempo que yo ni tan siquiera había nacido. Pero imagino que para mis hermanos los veranos también serían eternos y en los que sólo había un lugar posible: la playa.
El verano empezaba el día que nos montábamos en el Seat 131 camino de Alicante y terminaba al volver a Madrid unos dos meses más tarde. Lo que había antes y después no pertenecía al verano, no era nada que se pueda recordar.
En la playa había todo lo necesario para ser feliz: libertad casi absoluta de horarios, bocadillos de atún para cenar en vez de la verdura de siempre, un montón de primos a los que no veías en todo el año y hasta alguna que otra novia.
Lo malo de este paraíso veraniego es que convertía el resto del año en un tedioso paréntesis que estabas obligado a pasar mientras llegaba lo bueno.

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