“¿Cómo puedo no conocer hoy tu rostro mañana, el que ya está o se fragua bajo la cara que me enseñas o la careta que llevas, y que me mostrarás tan sólo cuando no lo espere? “
Javier Marías
Hasta hace poco nos habían hecho creer que el Banco de España era una gran institución. Al menos nuestras madres echaban mano de ella para responder a nuestras peticiones de dinero con esa frase tan lapidaria de “¿te crees que soy la dueña del Banco de España?”.
Ya imaginábamos que no, que nuestra madre no era la dueña, pero tampoco ahora tenemos muy claro quién o quienes son los dueños o cuál es su función, ya que nos hacen mirar continuamente a más altas instancias bancarias para acto seguido decirnos que tampoco ellos son los que tienen la máquina de hacer dinero o que estén dispuestos a emplearla para nosotros.
No conocemos el rostro de los que nos gobiernan bajo el nombre de mercados. Mientras tanto sí vemos los rostros de los que dicen gobernarnos, con sus caras de estupor ante las decisiones de los otros.
Es posible que dentro de poco pidamos que los periódicos muestren pixeladas las caras de los ministros y subsecretarios del ramo, para protegernos de tanto estupor y tanta dosis de realidad que no esperábamos.
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