Después de conducir durante casi 8 horas llego a Zambujeira do Mar y me encuentro con este cuadro en una de las habitaciones de la casa que hemos alquilado. Para mi es un cuadro tan horrible que consigue fascinarme. Al acostarme, esta imagen me viene a la cabeza constantemente y me doy cuenta que el ser turista tiene mucha relación con el término kitsch, con ese gusto y actitud vulgar y pretenciosa asociada a la antigua burguesía o clase media moderna. El turismo y lo kitsch responden a lo mismo, a una industria capitalista que marca una actitud mental en donde todo es controlado y planeado por las necesidades de un mercado que en muchas ocasiones es incoherente y que suele producir el descalabro de ideales, lugares y personas. Malas reflexiones para intentar disfrutar de unos pocos días de descanso. Pongamos en práctica un pensamiento perverso pero muy útil para los de clase media de ciudad del interior: qué más da, mañana voy a bañarme por fin en el mar.
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