Tenía que ocurrir, A. encontró en Lisboa fotografías abandonadas en la calle. Esta es una de ellas, un recuerdo anónimo más para la colección. Para mí, cuando A. descubre alguna, ésta transmuta de basura a tesoro visual. Este tipo de fotografías son vida y tenerlas entre las manos es lo más parecido a viajar en el tiempo. Gracias a ellas veo rostros, situaciones, lugares, ambientes que no podría descubrir de ninguna otra forma. Disfruto mucho observándolas con detenimiento y echando la mente a volar. No me preocupo por su interés estético, su espontaneidad y frescura lo superan con creces.
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