Estar en Madrid en agosto es como vivir en el desierto. Intentar aventurarse a salir a la calle por la tarde es una locura. Lo único que se puede hacer es quedarse quieto en casa hasta que el sol desaparezca.
Estar en Madrid en agosto es como vivir en el desierto. Intentar aventurarse a salir a la calle por la tarde es una locura. Lo único que se puede hacer es quedarse quieto en casa hasta que el sol desaparezca.
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