Bocadillo de tortilla de patatas con pimientos verdes fritos, nevera con botellines helados, pantalón largo, chaqueta… Todo preparado para disfrutar de uno de mis mayores placeres: ir a la sesión doble del cine de verano. Lástima que los de atrás no paren de hablar sobre que han encontrado la gasolina dos céntimos más barata en un centro comercial… A ver, sí, ya se ha callado. No quiero saber nada durante las próximas cuatro horas. Las películas de hoy nos son especialmente buenas pero me da igual, para mi este es un placer que espero que nunca se acabe.
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