El verano arrancó con un déficit pluviométrico importante. Las precipitaciones de la primavera no consiguieron paliar esta falta de lluvias y humedad que venimos arrastrando desde el 2011. Este verano está siendo muy duro para el bosque y la agricultura, el suelo está demasiado seco y los índices de humedad son dramáticos. Esperemos que el otoño arranque con una perspectiva más positiva, aunque yo creo que no va a ser así.
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