Ayer estuvimos con el fotógrafo Jordi Bernadó en Poble Nou, antigua área industrial de Barcelona reformada en el año 92 con motivo de los juegos olímpicos. El plan era visitar su estudio -Jordi nos lo había propuesto en otras ocasiones-.
El estudio de Jordi se encuentra dentro de lo que se conoce como Centro de Producción Artística Palo Alto, un antiguo complejo industrial de manufactura textil hoy transformado en fundación para la promoción de actividades culturales y artísticas. En este complejo conviven diecinueve estudios. Diferentes en su actividad (hay arquitectos, diseñadores, artistas, empresas audiovisuales…), comparten un mismo proyecto: arrebatar a la ciudad -y a sus circunstancias sombrías actuales- un espacio para el pensamiento, la investigación y la creación.
Palo Alto es un recinto alegre y luminoso. Su interior se configura en torno a una agrupación de patios asimétricos revestidos por plantas enredaderas y una variada vegetación de especies suculentas. Recorriéndolos, uno se siente transportado a una región primitiva y remota de la realidad. Tiene algo de jardín botánico, de artificio, de improbabilidad.
Jordi, naturalmente, también es una persona alegre y luminosa. En el transcurso del paseo que daríamos después, manifestó que somos un país enormemente creativo. “¿Lo crees de verdad?” -pensé yo-.
Antes de despedirnos, Jordi nos hizo esta foto de familia en un rincón de su refugio de Palo Alto. No suele fotografiar personas, sin embrago compuso para nosotros este retrato tan particular.
Ahora que lo pienso con detenimiento, me parece que tenía razón, que somos creativos.
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