“El supuesto milagro no fue otra que un proceso de convergencia y unión monetaria con el resto de Europa, por el cual los tipos de interés quedaron por debajo de la inflación real y España se inundó de capital extranjero. Vendimos ladrillo, deuda y sol, lo cual equivale a plantar cizaña en el césped: las actividades especulativas desplazaron a las productivas. En realidad, sí hubo algo milagroso: que un mal encofrador ganara más que un buen médico. El gran problema de España es que carece de una economía realmente productiva y capaz de competir en el mundo, y por eso no crece, y por eso padece un desempleo endémico”.
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