Los mercados de abasto no suelen salir en las guías de viaje, a no ser que hayan sido tocados por la varita del diseño o lo pintoresco, según las circunstancias.
Cuando viajo a una nueva ciudad me gusta recorrer alguno de sus mercados.
Un mercado de abastos siempre es un mundo lleno de historias, de ecos de las voces que lo han poblado y siempre merecen que prestemos atención y nos tomemos un tiempo para escucharlas y escudriñar sus rincones.
El mercado de San Fernando, en Lavapiés, se estaba vaciando de esas voces y esas historias. Pero con un poco de ganas y otro poco de imaginación empieza a poblarse de nuevas voces que hablan de libros, relojes y salchichones en el mismo plano.
Girondo dixit.
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