El mejor amigo de mi hijo en el pueblo se llama Oscar. A sus nueve años es la estrella futbolística local. Con la pelota en los pies tiene mil recursos para salir de situaciones comprometidas. Es impresionante asistir a sus maniobras, me he divertido más viéndole jugar que en cientos de partidos de primera división. A mí me recuerda los videos de Messi de pequeño que rondan por Youtube. Siempre bromeo con él que seré su representante cuando llegué al Real Madrid y estoy detrás de firmar con él un precontrato en una servilleta de bar.
Hoy los de Protección Civil de mi pueblo han organizado unas jornadas para que los niños limpien las orillas del río de basura. Intentan concienciarles sobre el medio ambiente y a los que participan les regalan una barra libre en los castillos hinchables. Antes les daban también un refresco pero este año la crisis ha matado el presupuesto. Durante la limpieza de las orillas yo estaba encargado de un grupo de diez niños entre los que estaba Oscar. Teníamos que hacer una batida en un tramo de río entre el Puente Romano y la Barranca. Un primo mío le ha preguntado a Oscar que porque quería ir a recoger la basura al río y él le ha contestado que porque te dejaban montar en las colchonetas. Mi primo le ha vuelto a preguntar que es lo que él haría si le dejaran montar en las colchonetas a cambio de que arrojase latas viejas al río y él ha contestado sin dudar: “Tiraría las latas al río”
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